lunes, 19 de diciembre de 2011

'Sin informática, la revolución médica es imposible'

'Sin informática, la revolución médica es imposible'


Tromso, a veces llamada la 'puerta del Ártico', es una pequeña ciudad, de alrededor de 66.000 habitantes, en el norte de Noruega. Es también uno de los principales focos de desarrollo de la telemedicina y la informática médica o 'e-salud', motivo por el cual Luis Fernández Luque, onubense de nacimiento e ingeniero informático de carrera, decidió instalarse en esta gélida pero sugerente población.
Fue en Alemania, en un curso de Erasmus en 2004, a los 21 años, cuando entró en contacto con la e-salud, especialidad en la que ha seguido involucrado desde entonces. "Llevo siete años y no me arrepiento lo más mínimo", asegura. "El sector de la e-salud es gigantesco. De hecho, en EEUU mueve casi lo mismo que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)", explica.
Tampoco le ha pesado tener que emigrar a las frías tierras del norte, donde la ciencia, según relata este español, disfruta de un lugar privilegiado en la sociedad: "Los salarios aquí son de unos 3.000 euros netos al mes para estudiantes de doctorado". Una vez que se ha presentado la tesis, la cantidad se eleva hasta los entre 4.000 y 5.000 euros, aunque Fernández Luque ya consiguió su contrato poco antes de completar esta etapa.
Eso es algo en lo que España no puede competir. "Cuando yo me fui, un albañil con la misma experiencia ganaba mucho más que yo". Una situación que, si ha cambiado desde entonces, ha sido en contra del albañil, nunca a favor del investigador. Aun así, este experto recuerda que "España tiene muchísima experiencia en e-salud: hace ya casi 20 años que los cascos azules del país eran tratados por especialistas a distancia". De hecho, su intención es volver, aunque es consciente de que ello supondría "reducir dos o tres veces mi salario y pasar de fijo a becario".
Pero no es sólo cuestión de dinero, también de "recursos para hacer proyectos de calidad", añade. En Noruega, afirma, "hay menos jerarquías y todo el mundo tiene libertad a la hora de solicitar ayudas y proyectos. Aquí como estudiante de doctorado me han dejado participar en muchas más cosas que normalmente estarían vetadas a los becarios".
El motivo del gran desarrollo de la e-salud en el norte de Noruega es obvio, si se piensa en el duro clima y la escasa densidad de población de las regiones árticas. "No se puede hacer de otra manera", comenta Fernández Luque. "Si te ataca un oso polar en las remotas islas de Svalvard -a 2.000 kilómetros de Tromso- los especialistas del hospital de aquí guían a los profesionales de allí. En regiones innaccesibles, la telemedicina salva vidas y ahorra dinero", concluye.
Fernández Luque -que ha pasado por las universidades de Sevilla, Politécnica de Valencia, de Ciencias Aplicadas de Stralsund (Alemania), Médica de Harvard y Minnesota- remarca, como muchos de sus colegas investigadores que han salido al extranjero, la necesidad de internacionalizarse y adquirir experiencias científicas en diferentes entornos. En este sentido, reconoce que las ayudas noruegas para salir a otros países "suelen estar muy bien financiadas".

Ayudas a la movilidad

"Existen muchas facilidades para incrementar la movilidad, becas para irte fuera que te duplican el sueldo, años sabáticos, excedencias...", enumera. Un último detalle: "Las ayudas se duplican si viajas con la familia". "Aquí todo el mundo, incluso en empresas privadas, se beneficia del estado de bienestar y la conciliación familiar", explica. Y no sólo a la hora de viajar, sino también en el día a día: "Aquí nunca verás una reunión más tarde de las tres", asegura.
En cuanto a su especialidad, se muestra convencido de que aún veremos revoluciones tecnológicas que cambiarán nuestras vidas y la forma en que se ejerce la medicina. "Internet y las redes sociales son una herramienta excelente para prevención y educación", relata. "Ahora están de moda", concede", "pero aún nos queda ver cómo aplicarlas de manera efectiva para mejorar la salud de los ciudadanos".
"También hay un potencial enorme en investigación clínica, sobre todo para enfermedades raras. Los pacientes cada vez participan más en todos los ámbitos, desde la I+D hasta la prevención", añade. "Es más, en la era de la genética, cada vez hay más datos que tienen que ser analizados para llegar a la medicina personalizada". Un objetivo para el cual considera que la ciencia de los computadores -su primera pasión- es fundamental: "Sin informática, la revolución de la medicina personalizada es imposible", concluye.

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